CANNES, Francia.- Grecia fue la protagonista durante los dos primeros días de la cumbre del G-20, pero hoy Italia saltó al primer plano en el Palacio de Festivales de Cannes, tras el anuncio de que estaría dispuesta a somenterse a la "vigilancia" del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presidente francés y anfitrión de la cumbre, Nicolas Sarkozy, fue el primero en referirse al país mediterráneo.
Ayer manifestó su confianza en la economía italiana, la tercera de Europa, pero llamó al gobierno de Silvio Berlusconi a poner en marcha las medidas anticrisis comprometidas.
Hoy, Roma se mostró dispuesta a someterse a la "vigilancia" del Fondo Monetario Internacional. Según el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, fue el gobierno italiano quien libremente y "por iniciativa propia" decidió pedir al FMI que supervise sus compromiso.
La decisión de Roma llegó pocas horas después de que el presidente italiano, Silvio Berlusoni, se reunió en Cannes con los demás países de la eurozona presentes en la cumbre (Francia, Alemania y España).
En el encuentro participaron también el presidente estadounidense, Barack Obama, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y representantes del Consejo y la Comisión Europa.
Y aunque el presidente de Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, aseguró que no se obligó a Italia a nada, según fuentes de la Unión Europea fue la presión de todos los presentes en la reunión la que empujó a Italia a aceptar el control de la institución monetaria internacional.
El control del FMI a las medidas comprometidas por Berlusconi se añadirá ahora a la supervisión de la Comisión Europea que se acordó el 27 de octubre durante la reunión de los países de la eurozona.
"Invitamos a la Comisión a hacer una evaluación detallada de esas medidas y asegurarse de su puesta en marcha", apuntaba el texto difundido entonces. Y tan sólo una semana más tarde, Barroso anunció hoy que una misión de la Comisión Europea acudirá la próxima semana a Italia para supervisar la implementación de los compromisos adoptados por Barrosos ante sus socios del euro.
Italia se encuentra sometida a crecientes presiones del mercado, agravadas en los últimos días por la confusión política en Grecia, donde se barajó convocar a un referéndum sobre el paquete de rescate acordado el 27 de octubre pasado por la Eurozona para salvar de la quiebra a ese país.
Las miradas siguen de todos modos puestas en Atenas, donde el primer ministro Giorgos Papandreu, debilitado por discrepancias en la mayoría socialista, enfrenta una moción de confianza en el Parlamento. (DPA-AFP-NA)